
Esta caricatura la soñé. Hacía mucho que quería hacer una caricatura del despiadado dictador chileno Augusto Pinochet, que no sólo muestre su espantosa cara, sino que revele la escencia misma de su propia existencia. Esa mirada de soslayo, que lo pinta de cuerpo entero y esa mano cadavérica que es el anticipio de su agonía, creo que lo muestran en su real y desnuda dimensión.